
Era yo en medio de una pradera casi infinita, el pasto me llegaba a los tobillos y mis pies estaban descalzos, el cielo era claro sin nubes y al mirarlo se abrió dejando caer una cascada de agua y así mismo se cerro, enseguida escuche un susurro seguido de su mismo eco y luego eran varias voces, varios susurros.
-Llegas tarde, llegas tarde- eso me decían; -estamos cansados-,
y yo no alcanzaba a ver quienes me hablaban, parecían que las voces provenían de todas partes, del cielo, del pasto, del infinito.
Y entonces ahí estaba, un gran árbol, majestuoso, gigante, como un gran rey que imponía su presencia frente a mi, y la brisa jugaba con sus ramas, sus hojas, su belleza.
- Llegas tarde, hemos estado esperando hace mucho, ya es el tiempo- la voz venía del gigantesco árbol.
Y sin que yo pudiera decir algo, el viento soplo más fuerte y era cada vez más fuerte que sentía no poder sujetarme al suelo,
- Llegas tarde, ven, estamos cansados-
Y así las voces se multiplicaron y poco a poco el viento se calmaba, y entonces fue cuando pude verme rodeada de otros árboles, eran sus voces, sus ecos, su fuerza, su belleza.
Y todos me llamaron por mi nombre, sus voces se apagaban al mismo tiempo en que yo empezaba a despertar.

Nota: Muchos sueños mios y de mis otros yo, que al cerrar los ojos nos llevan a otros mundos donde puedes escuchar las voces de los arboles.