jueves, 1 de mayo de 2008

LA SOLEDAD DE LA SIRENA


El desierto se extendía ante todo lo visible, nada había que reflejara vida, nada que indicara que existió vida en aquel lugar; la brisa levantaba la arena para arañar su perfecta piel, lastimando al mismo tiempo sus ojos negros, tan negros semejante a la oscuridad que habita en la profundidad del mar, y el desconocido fuego del sol caí sobre ella marchitando a cada segundo su cuerpo quimérico, un ser que se derrumbaba ante lo inexplorado, un rostro que palidecía albergando el terror de aquella inmensa soledad presente, provenía de un mundo misterioso de aquellos que pertenecen a la memoria fantasiosa de los marineros, que en las noches de terribles tormentas oceánicas embriagan su imaginación para recrear seres extraños a esta naturaleza.



Criatura de increíble belleza sin par, perturbada ante esta desértica visión levanta sus infantiles manos queriendo tomar entre ellas una alucinación azul, un escaso recuerdo de su vasto hogar, donde reinaba entre tantos otros mágicos seres como ella, dejó caer la última lágrima salada, sabor reconocido de su esencia, librando así su memoria, sin ahora entender quien era, quien fue, borrando todo un indescriptible universo.

Y el tiempo que no espera como verdugo silencioso ha llegado para demandarle los miles de años de eterna divinidad, arrebatando lentamente su grácil juventud, el carmesí de sus dulces labios se desvanece y todo en ella se va secando, su larga cabellera de doradas ondulaciones adornada por una corona de perlas se va tiñendo y solo se asemeja a la blanca espuma de las olas, el canto de su voz sobrenatural tornase en chillido insoportable y el aleteo de aquel cuerpo de escamas escarlatas se vuelve escultura inmóvil, una imagen perfecta de la agonía, de lo irreal, de la inexplicable fantasía que cae en los sueños eternos de la muerte.



La aflicción invadió rápidamente a las deidades estremeciéndolos hasta conmoverlos y embriagarlos en la pena, y en respuesta a este suceso desencadenaron nubarrones en los cielos, se sumergió la claridad y dio paso a la oscuridad para que durante muchos años cayeran sin parar las lluvias, las aguas otra vez cubrieron el lugar transformándose en cristalina sepultura en espejo de la embustera inmortalidad.

Grandes rocas invades en las orillas del mar y en sus grietas relatan una leyenda cada vez que la paz asoma en las costas el ocaso refleja en las orillas imágenes de sirenas que lloran con canticos melancólicos sobre el amor que naufraga en la soledad y si una es olvidada por su creador perecerá en la nada, en el desierto, lejos de su profundo mundo.




Nota: Esta entrada esta dedicada a la coreógrafa Aglae y a todos los coreógrafos Mario, Michell, Wendy, Cindy, Vanesa, Nancy, y más compañeros que entregaron su arte en el escenario demostrándonos sus capacidad, su valor, su amor, su dedicación a lo que aman, a la belleza de describirnos un mundo diferente en los movimientos del baile, y a todos esos bailarines profesionales o no que encuentran el placer y la belleza en el baile para liberar otros mundos, Gracias…
Abrazos fuertes y muchas sonrisas…

Hasta la sonrisa!!!

2 Comentários:

eva lluvia dijo...

tu cuento es precioso! me ha encantado...en realidad, todo tu blog es muy bonito,te felicito!

besos y hasta pronto!

Yo y mis otros yo dijo...

Muchas gracias Hawwah..pues ami tambien me ha gustado tu blog...abrazos..
sonrisas m{as ..Hasta la sonrisa..bienvenida a este lugar...