EL TIEMPO DE DON QUIJOTE

Querido Amigo Don Quijote:

Inicio mi carta diciéndote que siempre evocas a mi corazón esa risa infantil, el atrevimiento de la juventud y los pensamientos poéticos de la madurez...y así pasa el tiempo con filosofías de estrellas que viajan por el cielo, mientras Dulcinea duerme y el fruto del amor se abraza a sus sueños.

Quiero confesarte que fue mi juventud la que te encontró siempre en busca de aventuras y amigos, mi niñez te descubrió en ese lejano espacio donde habita misterios y galaxias no exploradas, y el paso de mi madurez queriendo alcanzarte, siempre pintándote en mi retrato con tu armadura de caballero elegante al paso, cargando tu lanza y escudo para defender y cuidar del bien de los corazones infantiles que buscan de tu ayuda, te descubro con la mirada fija en el pasado, presente y futuro, tu mente ha descubierto un poema interminable sobre el tiempo y su lucha, y aunque a veces parece encerrarte en sus trampas, tu aguerrida valentía te vuelva libre y un poco más sabio.

Suele mi corazón decirme en ocasiones que puede sentirse latir junto al tuyo porque al mismo tiempo que aparecen tus molinos de viento yo veo los mios, la gracia que hay en tus aventuras enloquecen mi curiosidad siempre queriendo saber más.

Marco el tiempo que a ti te pone ha pensar como el mio para medir cuando te volveré ha ver, ha escuchar a escribir tu amiga esperando siempre que nos siga uniendo el amor fraternal.